Hace unos meses, en la primera edición de ‘La Tapia’, hablé sobre las actuaciones que se habían realizado en los monumentos y lugares más representativos de nuestro pueblo. Podríamos seguir hablando de muchas más actuaciones sobre el resto del pueblo, pero esta vez quiero hablaros de nuestro patrimonio material e inmaterial, es decir, nuestro patrimonio físico y nuestras fiestas y tradiciones.
Pero no quiero explicar en qué consisten, pues creo que todos las conocemos, me gustaría dar mi opinión y concienciar a los lectores de lo necesario de mantener y proteger nuestro patrimonio tanto material como inmaterial.
En primer lugar haré referencia a nuestro patrimonio material. Como bien se sabe, nos encontramos con nuestro castillo, nuestra iglesia, nuestro cementerio, etc., pero no solo se queda en ciertos lugares que por su belleza o monumentalidad destacan en nuestro casco urbano, sino que es dicho casco urbano el que por su entramado de calles de origen medieval, su arquitectura popular (en cierto riesgo de extinción) y sus rincones con una belleza visual y paisajística, constituye un conjunto espectacular, pero que desgraciadamente no goza de ningún tipo de figura de protección por parte de la Administración Pública.
En este sentido, existen figuras de protección pública como es el caso del Conjunto Histórico, que se define como la agrupación homogénea de construcciones urbanas o rurales que destaca por su interés histórico, artístico, científico, social o técnico que constituyen unidades claramente delimitables por elementos tales como sus calles, plazas, rincones o barrios.
En Montánchez tenemos muchas fiestas y tradiciones, entre las que destacamos las de San Blas con su tradicional Ramo y su figura principal que es el Tablero, y los Carnavales con el célebre Jurramacho.
A mi entender, Montánchez reúne las características necesarias para disfrutar de esta medida de protección, y de esa manera conservar la esencia de nuestro pueblo y potenciar su difusión turística y, por consiguiente, fomentar un desarrollo económico sostenible.
En Extremadura contamos con 36 municipios con la categoría de Conjuntos Históricos, ojalá en un futuro no muy lejano figurásemos en esa lista.
Saliendo del casco urbano y habiendo leído el artículo que publicó José Miguel Senso Galán en el anterior número de esta misma revista, me uno a la defensa y protección de los portalones dispersos por nuestra sierra, para los cuales existe en Extremadura otra figura de protección, los Lugares de Interés Etnológico.
Consiste en proteger los espacios naturales, construcciones o instalaciones industriales vinculadas a formas de vida, cultura y actividades tradicionales del pueblo extremeño. En nuestra Comarca se ha declarado recientemente como Lugar de Interés Etnológico el conjunto de las Corralás de Torrequemada.
En el ámbito de nuestro patrimonio inmaterial, es decir, nuestras fiestas y tradiciones, quiero hacer referencia a figuras tales como las Fiestas de Interés Turístico, o los BIC (Bien de Interés Cultural).
En Montánchez tenemos muchas fiestas y tradiciones, entre las que destacamos las de San Blas con su tradicional Ramo y su figura principal que es el Tablero, y los Carnavales con el célebre Jurramacho.
En este caso, ninguna de nuestras dos fiestas más peculiares goza de ningún tipo de protección, es más, nuestros Carnavales están sufriendo un proceso alarmante de decadencia, con grave peligro de extinción.
Para que estas fiestas fuesen protegidas con alguna de estas figuras, la iniciativa no solo debe ser del ayuntamiento, somos los montanchegos y montanchegas los que debemos tomar conciencia del valor de las mismas y mantenerlas vivas conservando su esencia, participando activamente y fomentando e inculcándolas entre las nuevas generaciones para así evitar su extinción.
Porque si nos mantenemos pasivos ante la situación actual, no habrá más Carnavales ni Jurramachos, es más, seremos conocidos como el pueblo que perdió su tradición más original. Insisto, si no tomamos conciencia y no participamos y conservamos con celo nuestras tradiciones, éstas se perderán, y de nada servirá solicitar declaraciones de BIC o de Fiesta de Interés Turístico, pues no tendremos nada que proteger.
Finalmente, me gustaría que este artículo sirviese para remover conciencias, para que nos diésemos cuenta de la importancia de conservar y proteger nuestro patrimonio material e inmaterial, para que entendamos que esto no solo es cosa del ayuntamiento.
Es de todos y cada uno de nosotros y, por tanto, tenemos también el deber y la responsabilidad de mantener nuestras fiestas y tradiciones vivas, pues forman parte de nuestra esencia, de lo que somos; y si definitivamente lo perdemos, perderemos gran parte de nuestra identidad como montanchegos.